Preámbulo

 Que las emociones me quemen y me humedezcan pero ya no asfixien ni acaloren.
 Que los sentimientos arraiguen y crezcan pero no se talen.
 Que los besos sean dulces y no amargos, respetados y permitidos, pero no prohibitivos.
 Que las miradas encandilen pero no cieguen, que las palabras sean sinfónicas y no gritos.
Que se respeten los pactos y las promesas, pero que no sean imprescindibles.
Que existan los compromisos, y desterremos los miedos.
Que el espejo me sonría, y no me asuste.
Que te quedes sin que te espante, que te vayas sin que te lo pida, y que esta frase no sea necesaria.
Que las explicaciones salgan del silencio como el murmullo escapa de la naturaleza, y que se olviden al siguiente instante, ocultas en la frondosidad de cada momento.
Que mañana sea mejor que hoy, que el amor se inflame de oxígeno, y nuestra fotosíntesis nos recree.
Que elijas ser tú y no finjas ser alguien más.
Que elijas ser siempre.
Que la eternidad desdibuje la metáfora en el baño diario de la realidad.
Que todo sea continuo y sin saltos temporales.
Que alguien se atreva a continuarlo sin alterar la esencia.
Que nadie pida permiso y todos exijan el mismo respeto.